coordinadora del Grupo Legislativo de Morena, con motivo del tercer informe de la LX Legislatura del Estado de Querétaro
A tres años de haber tomado protesta como diputadas y diputados de esta Sexagésima Legislatura, hoy estamos aquí rindiendo nuestro tercer y último informe.
Heberto Castillo Martínez dijo un día que “la labor legislativa es esencial para construir una sociedad democrática y participativa, que los legisladores debemos actuar como verdaderos representantes del pueblo, asegurando que las leyes respondan a las necesidades y aspiraciones de todos los ciudadanos, especialmente los más desfavorecidos”.
Quisiera asegurar, como el resto de mis compañeros, que nuestra labor legislativa en estos años contribuyó a la construcción de una sociedad más justa, democrática y participativa; pero dicen que “alabanza en boca propia es vituperio”.
Hace un mes, el Inegi dio a conocer los resultados del Censo Nacional de Poderes Legislativos estatales 2023; calificándonos como el congreso más caro y de baja productividad. Ante esto, no podemos ser omisos ni soberbios. Sería deshonesto destacar supuestos méritos frente a la crítica que la ciudadanía nos hace todo el tiempo, pues su realidad no ve el reflejo de los proyectos e iniciativas que aquí aprobamos.
Esto, en parte, ha provocado que seamos la institución en la que menos confía la gente, y entre manifestaciones y recursos judiciales, la ciudadanía nos lo ha hecho saber, pidiendo, con justa razón, que hagamos bien nuestro trabajo. Es vergonzoso y lastimero que la respuesta a esas demandas no sea la introspección para hacer una mejor labor, y, por el contrario, expongamos la cerrazón de un congreso que no escucha y cierra sus puertas. El trabajo de cada legislador es individual, pero se nos juzga en colectivo y es claro que, al Poder Legislativo del Estado de Querétaro, le urge una reingeniería; mientras que, a sus diputados, conciencia social.
Como Grupo Legislativo de Morena asumimos ser oposición desde la responsabilidad; dimos un voto de confianza intentando ser factor de equilibrio en las decisiones; y fuimos inquisitivos con los mayoriteos. A pesar de los esfuerzos, gran parte de las iniciativas progresistas que presentamos, se quedaron en la congeladora; las propuestas de cambio en el vacío, y las peticiones en el aire. Dando batalla en la tribuna, ganamos el debate y perdimos en el voto, pues los números fueron nuestro peor enemigo. Señalamos lo que nos inconformaba y acompañamos aquello que era positivo para la sociedad, demostrando en cada decisión, nuestra voluntad política.
Morena representó la segunda fuerza política en el estado, sin embargo, olvidaron que nuestra posición también era la expresión de la voluntad popular. Las filias partidistas de la mayoría impidieron transitar en la vía de los acuerdos, lo que evidentemente se refleja en la baja productividad legislativa con la que cerramos esta Legislatura. Nos vamos con un sabor amargo en la boca, dejando una gran deuda con el pueblo queretano en materia de revocación de mandato; mecanismos de participación ciudadana accesibles; derechos de los grupos de atención prioritaria; amnistía y voluntad anticipada; derechos sexuales y reproductivos de las mujeres; movilidad y seguridad vial; entre otros.
Cierro con un respetuoso pero firme llamado a la cordura de aquellos que seguirán en la próxima Legislatura, para que sus acciones sean fieles y leales al pueblo de queretano; anteponiendo, en todo momento, la voluntad ciudadana sobre los intereses de grupos de poder.
al final, quien no vive para servir, no sirve para vivir. Recuerden la advertencia ciudadana: quienes sigan obrando en contra de la democracia, tendrán reservado un lugar en el basurero de la historia.