Este día es una conmemoración de una lucha social, no una celebración.
Por Claudia Asúnsolo Rivera, conductora del programa Evolución 20-22 de Radio Passion US, publirrelacionista, escritora y periodista.
Fue en 1975 cuando la ONU instituyó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer en honor a la lucha de las mujeres por nuestra emancipación y en reconocimiento a nuestra participación en la sociedad.
El Día Internacional de la Mujer, inicialmente Día de la Mujer Trabajadora, se conmemora en esta fecha pues el 8 de marzo de 1857 trabajadoras textiles de Nueva York, salieron a las calles para protestar por sus míseras condiciones laborales, por lo cual fueron aprendidas. Fue una de las primeras manifestaciones por la conquista de los derechos laborales y de igualdad de la mujer.
Prueba de las terribles condiciones laborales de las mujeres, fue el incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist en esa misma ciudad, el 25 de marzo de 1911, que causó la muerte de 146 trabajadoras, la mayoría de ellas jóvenes inmigrantes. La tragedia sucedió porque las mujeres no pidieron escapar dado que estaban encerradas.
Uno de los primeros intentos formales por lograr a igualdad jurídica entre hombres y mujeres del cual se tiene registro, es La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, un texto redactado en 1791 por la escritora y filósofa francesa Olympe de Gouges. Tal atrevimiento le valió ser juzgada sumariamente y guillotinada.
Hoy que recordamos a estas valientes mujeres, quiero hacer la siguiente reflexión: El Día Internacional de la Mujer no es para felicitarnos por ser “lindas y hermosas” como sucede de unos años para acá, sino para concientizar sobre nuestra lucha por la igualdad jurídica y de oportunidades, así como para hacer un reconocimiento a aquellas mujeres que ofrendaron su bienestar, su libertad y hasta su vida para que las mujeres de hoy tengamos los derechos que tenemos.
Y es también para recordar que aunque se ha avanzado, todavía hay mucho por hacer en términos de equidad y sobre todo por la erradicación de algo tan detestable como lo es la violencia de género. Por eso este día es una conmemoración de una lucha social, no una celebración. Convertirlo en un festejo porque las mujeres somos “lindas y hermosas” o incluso fuertes y maravillosas”, no sirve de nada y en cambio desvirtúa y trivializa la razón de ser de esta fecha. No nos feliciten, reconozcan la causa y apóyenla.
¿Creen que las mujeres hemos avanzado mucho en cuanto a derechos? Si, es indudable pero tengo aquí algunos datos interesantes de la ONU que compartirles:
A nivel mundial, las mujeres conforman casi dos tercios de los analfabetos.
Se habla de feminización de la pobreza porque la mayoría de los pobres del mundo son mujeres. En América Latina hay 124 mujeres que viven en extrema pobreza por cada 100 hombres.
Las mujeres tienen menos acceso a los servicios sociales básicos que los varones; 300.000 mujeres mueren anualmente por causas relacionadas al embarazo.
Las mujeres tienen 11 puntos porcentuales más de probabilidad de no tener comida
La brecha salarial muestra que las mujeres ganan menos dinero que los varones por el mismo trabajo.
Existen 39 naciones en las que los hijos varones tienen derechos de herencia que las hijas mujeres no tienen.
Las mujeres son las responsables de recolectar el agua en el 80 % de las casas sin agua corriente
En 30 países se continúa realizando la mutilación genital femenina.
Dos tercios de las víctimas de trata de personas son mujeres, la mayoría de ellas son objeto de explotación sexual.
En varios países las mujeres aún no pueden elegir esposo y cada 2 segundos una niña es forzada al matrimonio.
En muchos países todavía existen códigos legales que obligan a la mujer a obedecer a su esposo.
Todavía hay 2.700 millones de mujeres en el mundo que no tienen las mismas opciones laborales que los hombres.
Una de cada tres mujeres sigue sufriendo violencia de género, estamos hablando de 1,100 millones de mujeres en el planeta.
Este 8 de marzo, no nos felicites ¡apóyanos!