Por Claudia Asúnsolo Rivera, comunicóloga, terapeuta así como productora y conductora del programa Evolución de Radio Passion US.
La noche del 21 de diciembre es la más larga del año, pues es cuando la Tierra está más lejos del Sol, por lo que generalmente es también la más fría. Es el solsticio de invierno, cuando el Sol parece quedarse fijo en el firmamento. De hecho, etimológicamente la palabra solsticio significa “sol quieto”. Las siguientes noches más largas son -por supuesto- las del 22 y 23 de diciembre. En este periodo, las noches duran más que los días pues anochece más temprano y amanece más tarde. El hombre antiguo lo vivía como si la oscuridad hubiera hecho presa de la Tierra.
Es a partir de la noche del 24 de diciembre, que nuevamente el tiempo con luz vuelve a ser más largo que el tiempo en oscuridad. Se dice entonces que es el nacimiento del Sol, y se celebra que la luz ha vencido a la oscuridad. Es así que en la antigua Roma, se festejaba el nacimiento del Sol Invictus (el Sol Triunfante). Pero los romanos no fueron los únicos ni los primeros en celebrar el nacimiento de un dios solar (Apolo), la noche del 24 de diciembre. Apolo, Mitrha, Krishna, Horus, Tammuz e incluso maestros como Buda y Zarathustra son algunos ejemplos de los seres especiales nacidos la noche del 24 de diciembre. Jesús se unió a esa lista. Todos ellos dioses masculinos (dioses solares) por supuesto porque a las deidades femeninas se les vincula con la Madre Tierra o con la Luna, incluso la Virgen de Guadalupe está parada sobre una media Luna (Luna menguante).
En la antigüedad, la religión pretendía -entre otras coas- dar explicación a los fenómenos de la naturaleza, en especial a los astrológicos, dado su impacto directo en la actividad primordial del hombre civilizado, aquella de la que depende su subsistencia: la agricultura. Toda celebración religiosa estaba ligada a la astrología y/o a la agricultura.
Cuando nació la Iglesia Católica como institución, como parte de su estrategia para imponer sus preceptos sobre las creencias de los pueblos paganos (o sea, pueblos que no tenían la religión católica), sobrepuso sus festividades en las mismas fechas de las festividades religiosas de esos pueblos. Lo hizo en la Europa antigua con los pueblos celtas y en las colonias de la América recién conquistada, donde la yuxtaposición no fue solo ideológica sino también material con la construcción de iglesias sobre pirámides.
Así por ejemplo, la semana santa se celebra por decisión tomada en el Concilio Ecuménico de Nicea del año 325 d.C, el domingo siguiente a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, que era cuando los celtas celebraban las fiestas de fertilidad. San Valentín (que ya no es una celebración litúrgica pero lo fue), se celebra cuando los celtas hacían rituales al dios del bosque, al dios Fauno. La celebración de Día de Muertos en México, se mezcló con la de los Fieles Difuntos, y la celebración celta de Samhain en la que se celebraba la recolecta de la última cosecha del año con bailes entre fogatas a la luz de la Luna y que en la que se decía que los espíritus venían del más allá, se convirtió, All Hallows Eve que en Inglés Antiguo significa “Noche de Todos los Santos en (Halloween en Inglés Moderno). Fue la recién nacida Iglesia Católica la que atribuyó un supuesto carácter satánico a dicha fiesta y luego Hollywood hizo lo suyo para terminar de tergiversarla.
Fue así que la celebración de la Nochebuena y la Navidad fueron instituidas el 24 y 25 de diciembre respectivamente, por la Iglesia Católica de Occidente en el año 354 d.C. durante el papado de Julio I; fue el emperador Justiniano en 529 quien emplazó el día 25 como festivo en el calendario.
Según el historiador romano Flavio Josefo (la fuente de información más referenciada cuando se trata de Jesús desde la óptica meramente histórica), Jesús habría nacido entre lo que hoy serían los meses de septiembre u octubre porque fue en esas fechas cuando José tuvo que ir acompañado de María, de Nazaret, donde vivía, a Belén, donde nació, a registrarse en el censo Quirinio. En el camino de regreso, María entró en labor de parto y tuvieron que refugiarse en una cueva (el texto original en hebreo dice cueva, fue con la traducción al griego que se empezó a hablar de un pesebre), ya que no encontraron lugar en la posada pues había muchos viajeros que habían ido al censo.
Pero en realidad no importa en qué fecha nació Jesús Lo importante es celebrar su nacimiento ya sea que se le considere la encarnación de Dios o uno de los más grande maestro que ha existido.